Oraciones

Seguirte siempre, Señor

Seguirte siempre, Señor

Sin Ti, Señor, no hay nada.

Hoy me llamas de nuevo a seguirte, 
conoces mi falta de amor, conoces mi miseria, 
conoces las veces que te he fallado, 
me conoces por fuera y por dentro, 
y hoy me preguntas: «¿me amas más que éstos?».

Cuántas veces, sin darme cuenta, 
he mirado hacia atrás pensado que podía, 
pero la vida me enseña que sin ti no pesco nada, 
soy infecundo, estéril, 
pero contigo toco tu Reino y veo tu rostro, tu gloria.

Quisiera que siempre hubiera alguien,
que como a Pedro, me dijera «¡es el Señor!», 
y siempre eche las redes allí donde tú quieras, 
en obediencia, amor y fidelidad, 
para que la pesca sea milagrosa, 
que no me falte tu presencia y tu luz
en los recovecos más profundos de mi existencia.

Y cada día, al amanecer, pueda verte, 
vivo, glorioso y resucitado, 
dejarme mirar en cada Eucaristía, 
dejarme amar por ti y ofrecerme a ti, 
comer tu Cuerpo, beber tu Sangre, 
mirarte a los ojos, y decirte como Pedro:
«¡Señor, ten compasión de mí que soy pecador!».

Y dejar que me lleves a la intimidad contigo, a la oración, 
y verte mi Señor orando al Padre por mí, 
y luego preguntarme otra vez, 
restaurando mi amor a ti herido, «¿me amas?», 
para luego responderme: «apacienta mis ovejas».

Y de nuevo escuchar tu voz, mi Señor, «¡sígueme! 
Y repetírmelo una y mil veces, y siempre, 
para yo responderte: 
«Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te amo». Amén.

P. Lázaro Albar

Related Articles

Sólo sé amarte, Señor

Sólo sé amarte, Señor

Con Jesús nada es imposible

Con Jesús nada es imposible

Mirando más alto

Mirando más alto